Las mujeres de piel seca tienen más probabilidades de
sufrir estrías que las de piel grasa, por tanto en los períodos de más riesgo
que indicamos a continuación deberían prestar cuidar más aún la hidratación de
su piel.
. Adolescencia: en este período se produce un rápido
crecimiento y las personas suelen comer de forma anárquica; ambas cosas unidas
pueden favorecer la aparición de arrugas. Los senos, sobre todo, son la parte
más vulnerable, porque en esta época aumentan progresivamente de volumen
determinando una fuerte tensión sobre sus tejidos de revestimiento. El repentino
agrandamiento de los pechos debilita los tejidos de la mama sobre todo en el
caso de las adolescentes que por cuestiones de herencia tienen una piel poco
elástica. En este caso es fácil que las estrías afecten también a los glúteos y
las caderas, cuyos
tejidos se ven obligados a tensarse debido a las capas de grasa que a partir de
la pubertad se localizan en estas zonas, redondeando la figura de la
mujer.
. Embarazo: durante el embarazo, la mujer experimenta un
gran aumento de la distensión cutánea sobre todo en el vientre, los senos y las
caderas. Desde los primeros meses de embarazo el pecho aumenta de volumen
provocando una sobrecarga en los tejidos que produce una tensión intensa y
constante que fácilmente favorece la aparición de estrías. Este riesgo es mayor
en las mujeres que dan de mamar, ya que el volumen del pecho aumenta y disminuye
en repetidas ocasiones cada día.
. Dietas adelgazantes: las
dietas demasiado drásticas que nos hacen perder muchos kilos en poco tiempo son
las responsables de la aparición de estrías. Una pérdida de peso importante casi
siempre viene seguida de una recuperación veloz de los kilos que termina por
sobrecargar la retícula elástica con una presión que puede desgarrarla. El
problema se agrava en las personas que tienen la piel poco elástica y que se
someten a las dietas drásticas con efecto yoyo, es decir las que provocan
subidas y bajadas de peso en poco tiempo.